“(...) demasiadas noches de transición acumuladas”
Javier Marías,
Berta Isla
Ando hace días pensando, sintiendo el peso de las horas y la vida como un
tránsito entre un acontecimiento y otro, un camino que recorremos ensimismados entre
la última vivencia extraordinaria y la próxima que esperamos llegue un día, una espera plagada de rutina y vacío, un
amontonamiento de tiempo que recorremos como en piloto automático, vida
interina poblada de nadas o de fantasmas que transitan por nuestro pensamiento -
realidad paralela de sueños y deseos - mientras gestionamos el día a día con la
sensación de que nada sucede y el tiempo pasa.
Mientras espero que vuelva la
isla, vivo esa vida como de paso hacia algo. Y con los años el tiempo se estrecha. Y vuelve la urgencia,
el ansia de paladear la vida que queda desde la certeza de saber lo
que vale lo bueno, de saber lo que quiero. Y sin embargo, cómo pesa la tela
de araña pegajosa de un día detrás de otro, los gestos repetidos, dejarse llevar
por la cinta mecánica mientras se espera. Y el deseo que azuza y la urgencia que
es tanta.
Parece que es eso la vida, horas y horas en tránsito, algunos y fugaces
momentos de luz. Y la esperanza de que vuelvan. No dejar de esperar islas.
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