cada día compraba en la panadería una pasta diferente
de las que me gustaban en mi infancia
como para despedirme
miraba el mar en otoño
las vías del tren
las estaciones
recorría los caminos de siempre
como en la inminencia del desposeimiento
paladeaba los detalles
escuchaba palabras en ambas lenguas
me preguntaba por las gentes las sonrisas los silencios
veía fluir como un río la normalidad aparente de las horas
presentía encogida el precipicio
tomaba distancia
me preparaba para volar
después de cerrar la casa
¿volver adónde?